Diario Sin Cuenta


No tengo la estabilidad mental para lidiar con...bueno, prácticamente nada.

La cosa es ésta, después de casi dos meses hoy he vuelto a tener un ataque de ansiedad, por eso estoy aquí, contándoles, ¿qué cosa no? Pero no pueden decir que no lo advertí antes, porque en todas las entradas del Diario Sin Cuenta les he repetido que yo no escribo cuando estoy feliz (con lo que me pongo en evidencia en el blog literario porque resulta que sí, he escrito cosas que no son tristes), en fin, el ataque de hoy se debió a mi mal manejo de carácter, como siempre, salvo que esta vez no me hundí en tristeza sino en molestia, y es que hasta ahora que estoy más calmada (aunque necesitada de un cigarrillo y justo ahora no puedo salir pitando a comprarlos) me doy cuenta que muchos tenemos un problema enorme.

Y es que terminamos estudiando algo que no nos gusta y por eso resultamos una mierda a la hora de brindar atención a otra persona, claro que me refiero a aquellas almas poco...digamos, afortunadas. No como yo, si yo estoy así de jodida es por decisión propia, ya sin culpar a externos porque el problema fue mi lengua comida por el mentado ratón y mi muy arraigada manía de complacer a los demás y no a mí misma, gracias a mí, por nada. Por eso siempre trato bien a quienes me toca atender, ellos no tienen la culpa de mis malas decisiones, o las no tomadas decisiones. 

La cosa es esta, la bomba llamada Lengua venenosa de Libni estalló cuando en dos servicios médicos, a mi madre, que estaba muy mal en esos momentos, no quisieron atenderla, pues mira que bien, no es ninguna sorpresa, así se vive en mi país, o puede que en todos...menos en Asia, todo lo que veo de ellos es la puta perfección, algo sucio esconden, lo presiento. En fin, que parece que el universo quiso que me topara con otras almas atormentadas y aburridas de sus vidas, ¡ja! casi podría llamarlos mis almas gemelas y miren que bonito, que tenemos en común el poder de herir con palabras y parecer desalmados, fríos y filosos cuando estamos en momentos de estrés masivo...hacía tiempo que no me veía a mí misma despotricar contra otro, pero porque era directamente contra mí alguna falta y entonces me hago pequeña, me lamento y sí, bien me han dicho: "Pobrecita Lib, pura mierda en su vida" pues no, cuando se trata de la única persona por la que recibiría las peores tragedias en el mundo sale mi monstruo...ella misma le llama salir de la cueva, porque dice que ni me reconoce cuando se me pone la careta sin expresión y que mis ojos dan miedo, que mis palabras cortan, que no le gustaría ser receptora de tal momento...chicos, que hasta yo me he asustado de su descripción. Que mierda ser yo, ¿no?

No tengo idea, no me he visto y esta es la primera vez que me detengo a pensarlo, sólo porque ella al fin está descansando un poco y yo puedo respirar porque la veo tranquila.

Entonces, me he desviado...la cosa es que estoy un poco preocupada porque la humanidad está en decadencia y nos damos el lujo de ser groseros en los peores momentos, me pregunto si en la carrera de medicina, enfermería, trabajo social y todos los acordes con la salud les dan una clase para insensibilizar, para ser más lentos, para no tener tacto y para, en efecto, parecer ser los odiosos del momento...algo como: "Debes poner expresión de estar cagándote en alguien para exasperar al paciente" ¿o es que acaso estudiaron eso porque ya venían programados así? No, no creo, les he contado sobre El buen don Rafa y él no es así...y bueno, la entrada era para desahogar lo de mi ataque de ansiedad pero ya pasó, así que, está bien.