Capítulo 2



Capítulo anterior


«Y no voy a mentir y decir que nunca había visto una sonrisa como la suya, esa combinación entre inocente y sexy, porque vamos, a los 29 años lo menos que eres es inexperta o inocente, oh no amiguitos, lejos de eso.

— Hola —respondí mientras le miraba con cara de fastidio porque sí, soy así se amigable.

— Disculpa la molestia, te vi corriendo como alma que lleva el dia...bueno, muy rápido y luego te vi aquí, pensé que podrías necesitar ayuda.

La verdad es que no entendí, ¿ayuda para qué? ¿Tanto se me notaba que estaba a punto de saltar de un puente y acabar con mi nada miserable pero aburrida vida?

— Pues estoy bien, gracias.

Silencio. 

Vaya, que incómodo.

No parecía tuviera intención de irse así que...

— ¿Algo más en lo que pueda ayudar? —sarcasmo oh bendito medio de gracia y perdición.

— Pues parece que no, pero muy amable por preguntar.

— Por nada.

Y sí, esto era una competencia entre su amabilidad y mi total falta de tacto.


— De acuerdo, empezamos con mal pie.


— Sí, ese golpecito fue en el izquierdo amigo, así uno no puede tener suerte.

— ¿Y yo voy a tener suerte? —, dijo con una sonrisa de lado que, vamos, aplica todo el cliché que haya en tu mente y así se veía.

¡Cínico! 

Pero este juego lo hago mejor yo.

— Lo dudo.

Porque no estoy de humor, hoy soy una total bruja.

Giró y alzó una mano despidiéndose sin mirarme. Por si se lo preguntan, sí, yo también sé que fui totalmente grosera pero no le conozco, jamás le había visto por aquí y en este pueblo todo mundo se conoce.

Volví a echarme en el pasto y miré como la tarde cayó, las primeras pequeñas estrellas se asomaron (o mis ojos miopes por fin las distinguieron) y fue entonces cuando decidí que debía volver a casa.



Casa.

Este lugar ya no se siente como casa. Y es que lejos de tener malos recuerdos en realidad fui feliz. No he tenido una mala vida, pero he pasado por cosas difíciles, sobre todo conmigo misma, los psicólogos predican que el peor enemigo es uno mismo, y con todo lo ridículamente absurdo que es, sí, es verdad. O al menos en mí caso. 

Tomo un baño, me preparo un té de manzanilla y me acomodo en cama con el portátil en las piernas, es hora de buscar métodos de autolesión.

Entro al perfil de mi ex.» 







Hola, chicas. Gracias por continuar pasando por el blog, la verdad es que me sentí muy bien leyendo sus comentarios en el capítulo uno, no esperaba que de hecho alguien las leyera, lo subí para matar el día en el blog, y hoy estoy indispuesta, ya saben, las hormonas tomaron el poder así que me quedé en cama mirando el estreno de Sabrina, que seguro les cuento como estuvo luego. 

Hasta la próxima.

Y, oh, sí, estoy llena de clichés hoy. Pero prometo que si esto continúa, habrá sonrisas malvadas incluidas *guiñodemicorazónamantedelthriller*