Reseña #323: La campana de cristal - Sylvia Plath






Título: La campana de cristal
Autor: Sylvia Plath
N° de páginas: 272
Editorial: Penguin Random House
Distribuidor en México: Me Gusta Leer México







Esther es una joven universitaria que recibe un premio consistente en vivir unos meses en New York y conocer los entresijos del mundo editorial (publicaciones de cuentos o libros, revistas de moda…). En esos meses vive una vida regalada, con lujos y atenciones. Pero de entre esas primeras páginas surge Esther con su apabullante y tenaz vida interior. Su vida es una sucesión de tensiones morales, sociales, de imposiciones escritas y no escritas; de tabúes sexuales; de costumbres rurales en un mundo cambiante; de sueños incumplidos; de necesidades vitales apartadas; de anhelos desesperados; de miedo, de mucho miedo por la vida. Cuando acaba su estancia en New York y vuelve e su pueblo caerá sobre ella todo el peso de la realidad cierta o no.





Hola, chicos 🙇
Espero que estos días estén muy bien y que continúen con buena salud. Por aquí todo está tranquilo a diferencia del mundo que de verdad parece que enloquecieron, quiero hacer la mayor cantidad de lecturas este mes porque todo apunta que en julio nos atacarán los zombies o los aliens y entonces el mundo se habrá ido a la mierda 😂 Bueno, más.

Hoy les cuento sobre este libro que estuve queriendo leer años y que apenas en este tuve oportunidad y ganas reales de hacerlo, me tomó dos meses terminarlo y es que me intimidaba muchísimo y aun ahorita que estoy comenzando esta entrada me he acordado de una persona que hace años me dijo "creo que este libro es para ti, te vas a identificar" y ahora, cuando definitivamente estoy a casi dos años de mi último ataque fuerte de ansiedad asimilo que en ese momento habría sido muy fuerte para mí leerlo así que, confirmo que los libros te llaman o llegan en el momento adecuado de nuestras vidas. No hay libro malo.

Pensé que solo tenía que decirle lo que yo quisiera y que podría controlar la imagen que él tenía de mí escondiéndole esto y revelándole aquello

La campana de Cristal es una novela semibiográfica de Sylvia Plath de la cual había escuchado práccticamente media vida pero que aunque planeaba leerlo siempre se me iba de las manos. Quiero advertir que, aunque antes he comentado sobre mi TAG y que estoy bajo una relativa paz, esta reseña puede ser algo personal y sentida así que, mis disculpas pero este es un tema importante para el mundo tanto como lo es el tema actual sobre racismo, feniminicidios y muchos otros. 

Bien, Sylvia Plath pertenece al gremio de los autores suicidas que, por desgracia, no encontraron la manera de salir adelante en la vida y decidieron irse antes de que la naturaleza como tal se los llevara de vuelta a la tierra y, al igual que otros autores mundiales escribía al respecto y pocos lo notaron hasta que ya no estaban más. Dentro de la novela encontramos temas de salud mental, tales como depresión, neurosis, tendencias suicidas...suicidio como tal, alcoholismo, promiscuidad y, el problema más grande: presión social e ignorancia.

Si me hubiera dado un pasaje a Europa, o un viaje alrededor del mundo, no hubiera habido la menor diferencia para mí, porque donde quiera que estuviera estaría sentada bajo la misma campana de cristal, agitándome en mi propio aire viciado

Esther Greenwood es una chica de 19 años que al terminar la preparatoria recibe como premio una beca para el verano trabajando en una agencia que le dota de reuniones sociales, lujos y libertad fuera del pequeño pueblo en el que ha vivido toda la vida. La chica desde el principio sobre piensa todos sus movimientos, sus palabras, las actitudes de los demás e incluso cuestiona internamente las acciones de las personas que le rodean. Observa mucho y dice poco. En Nueva York, donde pasa el verano gozando las mieles de este premio, parece ser solo un poco mojigata y aburrida, responsable pero sin idea de lo que realmente quiere hacer, no es maltratada y aunque no toda las experiencias que vive allí son lo mejor de la vida sí tuvo oportunidades y libertades que otros, en la vida, quizá no tienen. Hasta ahí, todo relativamente bien pero cuando se termina la pasantía y regresa al pueblo, todo va cuesta abajo.

Esther no sabe qué hacer ahora que ha vuelto a casa de su madre. A pesar que tiene una oferta de beca en una universidad no sabe a qué dedicarse, entre las profesiones que creía poder desempeñar se encontraba el ser escritora pero aplicó a cursos de escritura y no la aceptaban entonces dice que lo hará mejor pero no lo hace, se distrae, piensa, piensa, piensa...hasta que deja de comer, de dormir, miente a todos, y de pronto, casi en silencio, la idea de morir se le incrusta en el cerebro, tanto que comienza a idear formas diversas para morir pero tiene miedo a que tarde demasiado y la salven para quedar como un vegetal o que la juzguen por ello.

Había esperado, a mi partida, sentirme segura y con conocimiento de todo lo que tenía por delante

En el ínter descubre que el chico con el que pensó que se casaría (y para quién se conservaba virgen) estuvo con otras chicas y se suma la presión de ser virgen a sus 19 años, de no ser suficiente para que un chico bastante común como Buddy Willard no pudiese esperar por ella, que Joan, antigua novia de Buddy y examiga de Esther, fuera aparentemente perfecta y se topara con ella en el pueblo para que le restragara su perfecta vida comenzó a pesarle demasiado. Llegando al punto de tomar acción en su plan suicida...pero junto como temió, sale mal. 

Tras su intento de suicidio Esther se encuentra internada en un hospital psiquiátrico recibiendo ayuda de una persona afamada que se interesó en su caso, dentro de este hospital se encuentra con la persona menos esperada y comienza un lento proceso de recuperación en el que todas las lecciones pueden quedarnos como anillo al dedo a todos los lectores, como parte de una sociedad, como individuos y también como familiares y amigos. 

La campana de cristal resultó ser un libro muy difícil para mí de leer, me desesperaba, temía en todo momento que me tocara algo dentro que me hiciera caer, deprimirme y comenzar a pensar en todo aquello que no tengo pero al contrario terminé por alegrarme mucho al notar que esa chica antaño hizo algo diferente a Esther es que ella sí buscó ayuda y se esforzó para que esta, la que escribe hoy, pudiera decirles que no sabe contar historias, que disfruta más leyendo, que tiene miedo y que llora cuando se siente frustrada pero que quiere vivir porque todo a su alrededor le despierta deseo y bueno, es una lección muy grande. Si ustedes alguna vez se han sentido sobrepasados por situaciones, por presión social, familiar, profesional o de cualquier forma quiero que sepan que Sylvia Plath no lo logró pero pensó e intentó muy fuerte seguir, también que yo lo logré, que sigo aquí y que siempre estoy a un mensaje de distancia, que la salud mental es importante, tanto como la física y emocional. Que no nunca olviden que somos más que nuestro pasado, nuestro presente y que el futuro es nuestro no de todos aquellos que se sienten con el poder de juzgar nuestros actos, nuestras decisiones y que quienes nos dañaron no son más que nosotros mismos. No somos los mismos a diario, cada día es es diferente, a veces no se notan pero cuando lo sientan así solo miren el calendario, en siete días ningún nombre se repite, en una semana ningún día tiene más de 24 horas, en un mes no se repiten por 30-31 números y en un año ningún mes de llama igual y todo eso representa una diferencia, quizá imperceptible pero aún así imborrable, como la marca que dejamos desde que nacemos. Así que hablen de sus necesidades y escuchen las necesidades de los demás porque todos tenemos cargas pero ninguno está solo. 

Gracias por leer esta reseña y porque ya casi cumple años el blog y muchos de ustedes pasan por aquí desde hace casi 5 años, así que, ¡celebremos juntos! Los tqm y los leo en comentarios y redes


Quizá el olvido, como una bondadosa nieve, los entumeciera y los cubriera. Pero eran parte de mí. Eran mi paisaje